viernes, 5 de agosto de 2016

10 multas que pueden ponerte aunque no estés conduciendo tu moto

Si crees que el hecho de no estar conduciendo tu moto te exime de ser multado, estás equivocado. Si revisas detenidamente la ley, puedes encontrarte con otro tipo de multas, que deberías conocer aunque no te subas a tu moto, si no te quieres ver sorprendido por una sanción.

Tener tu moto sin seguro, aunque la tengas metida en el fonde del garaje
Aunque la tengas metida en la cueva más oscura e inaccesibe del mundo y no la muevas para nada, el ojo de la GGT todo lo ve. El art.2 del Real Decreto Legislativo 8/2004, de 29 de octubre, es claro cuando señala que: “Todo propietario de vehículo a motor que tenga su estacionamiento habitual en España estará obligado a suscribir un contrato de seguro por cada vehículo de que sea titular”.
La sanción por encontrarse sin seguro oscila entre los 601 y los 3005 euros. La cuantía de la multa depende si te encontrabas circulando en ese momento o estabas parado, si eres un particular o prestas un servicio profesional (mesajero, por ejemplo), el tiempo que llevas sin asegurarla o si la moto ha sido interceptada en alguna que otra ocasión.
Aunque eso no es todo, pues al pago correspondiente de la multa se le suma que enviarán tu moto al depósito municipal en el plazo de un mes. Transcurrido ese tiempo podrás sacarla de allí, siempre y cuando demuestres que ya tiene seguro, además de abonar su estancia, cuya cuantía dependerá de cada municipio. (Entre 250 y 700 euros, dependiendo de las tarifas de movilidad).
Ten presente que, aunque tu seguro haya caducado, tu póliza te cubrirá por ley hasta un mes después de la fecha de finalización por lo que no te podrán sancionar si desde que caducó tu seguro no ha trascurrido un mes.


Lavar o reparar la moto en la calle
El artículo 4.2 del Reglamento General de Circulación lo deja bastante claro cuando dice: “Se prohíbe arrojar, depositar o abandonar sobre la vía objetos o materias que puedan entorpecer la libre circulación, parada o estacionamiento, hacerlos peligrosos o deteriorar aquélla o sus instalaciones, o producir en ella o en sus inmediaciones efectos que modifiquen las condiciones apropiadas para circular, parar o estacionar”. En este caso, la sanción varía según la ordenanza municipal, desde los 30 euros que te pueden cobrar en la mayoría de los ayuntamientos, pasando por los 120 euros de Sevilla, hasta los 3.000 euros, en el caso de Madrid.
También está terminantemente prohibido reparar tu motocicleta o ciclomotor en la calle, una sanción que puede acarrear multas desde los 150 euros hasta los 3.000, que pueden llegar a cobrarte en grandes ciudades como Madrid.

Dejar tu moto a un amigo que no disponga del carnet preceptivo
Esta acción tiene la misma sanción que si prestas cualquier vehículo de tu propiedad a un persona que no tenga permiso para conducirlo. Una infracción, cuya multa asciende a 200 euros.


Tu moto entorpece la circulación y/o invade zonas protegidas
Un hecho que queda reflejado en el artículo 4.3 del Reglamento General de Circulación: “No se instalará en vías o terrenos objeto del ámbito de aplicación de la legislación sobre tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial ningún aparato, instalación o construcción, ni se realizarán actuaciones como rodajes, encuestas o ensayos, aunque sea con carácter provisional o temporal, que pueda entorpecer la circulación”. Vamos, para que te hagas una idea, que si estás haciendo fotos a tu moto en medio de la calle, que obligue a los coches a pararse, lleva aparejado una sanción de 80 euros.
Aparcar la moto en la playa o en su acceso, es otro de los motivos de sanción. Según las ordenanzas municipales de cada población, está sancionado estacionar tu vehículo en la arena o en los caminos de acceso a las playas. La multa más cara por esta infracción se paga en Roquetas de Mar (Almería), cuya sanción puede ascender hasta ¡30.050 euros!

Arrojar o evitar la caída de objetos desde la moto
Sobre este apartado ahbría mucho que decir sobre los que llevan cámaras deportivas tipo GoPro en la moto o en el casco. Y es que la el hecho de arrojar o impedir que se caigan objetos que puedan provocar accidentes, incendios u obstaculizar la libre circulación de vehículos está prohibido y se penaliza con 200 euros – y la retirada de 4 puntos si eres el conductor -. Además, si ese objeto sólo entorpece la circulación –un soporte de maleta o una cámara, por ejemplo-, te sancionarán con 80 euros.


Tener la matrícula de la moto sucia, medio borrada o con manchas
Incluso si nuestra moto se encuentra aparcada, el hecho de tener la matrícula sucia, medio borrada o con manchas, lleva aparejada una multa de 200 euros. Cantidad que también tendrán que pagar aquellos que pongan adhesivos a la misma, identificativos, por ejemplo de su comunidad autónoma, que algunos conductores ponen a sus matrículas. También podremos ser sancionados con 80 euros si colocamos adornos, signos, publicidad o caracteres distintos a los reglamentarios, según establece el Reglamento General de Circulación.

Que tu moto se emplee en la ejecución de un delito
Si no identificas al conductor, y no hay denuncia previa de la desaparición, la multa siempre te llegará a tu casa. Y eso no es todo, pues además multiplicarán la cuantía, de tal manera que, si la infracción fue leve, como circular por el carril de la izquierda, te multarán con el doble de la sanción correspondiente. Mientras que, si la infracción fue grave o muy grave, como sobrepasar el límite de velocidad, triplicarán la sanción.


Repostar en una gasolinera con el motor de la moto en marcha
Aunque en las mostos es más comlicado que en los coches, ya que la misma llave sirve para el contacto y para la cerradura del depósito, si te encuentras en una gasolinera y repostas con el motor en marcha o con las luces encendidas, te pueden sancionar con 80 euros, según el artículo 115.3 del Reglamento General de Circulación, si mientras echas combustible, tienes “encendidas las luces u otros dispositivos de radiación electromagnética, tales como los teléfonos móviles”.

Cambiarse de domicilio y no notificarlo a la DGT
Es un trámite gratuito, que te obliga a acudir a la Jefatura de Tráfico –o bien a realizarlo a través de unas gestoría, por el cobro aproximado de 20 euros- y enseñar algún documento –DNI, certificado de empadronamiento– que demuestre el cambio de domicilio. En el caso de que no te cambies de municipio, basta con que presentes algún recibo como el del agua o el de la luz. La no comunicación de tu domicilio actual a tráfico tiene una sanción de 80 euros.


Si vas de paquete no tienes puesto el casco
Estaremos incurriendo en una infracción grave del Reglamento General de Circulación, que obliga al uso de este elemento de seguridad y cuyo multa oscila entre los 90 y los 300 euros.

martes, 2 de agosto de 2016

COMO FUNCIONAN LAS LUCES LED

Todos conocemos las bombillas y los faros de toda vida y cómo funcionan

Dentro de un bulbo hay un hilo metálico, normalmente de un material llamado tungsteno, que se pone incandescente al pasar la corriente eléctrica a través de él. En un faro, la luz que emite se refleja en una parábola y se dirige a una zona concreta. Sobre esa base inicial se han ido realizando distintas variaciones, las halógenas disponen de gas inerte en su interior y una pequeña cantidad de iodo o bromo, que mejora el rendimiento. Más tarde llegaron las de xenón, ya con un funcionamiento por descarga, como el de los tubos fluorescentes a los que estamos acostumbrados, aunque en las motos de serie no se han llegado a emplear.

Cómo funciona

Una luz LED funciona gracias al trasvase de electrones entre dos materiales semiconductores, una pareja p-n (positivo-negativo), que es lo que habitualmente se conoce como un diodo. Al establecerse un voltaje entre la pareja, se crea un flujo de partículas desde cada uno de los semiconductores al otro. Como resultado se crean fotones, que son las partículas luminosas, cuyo color es variable. El trasvase de las partículas no se produce por incandescencia, ni tampoco en forma de rayos debido al voltaje, por lo que no se produce casi calor y la mayoría de la energía se invierte en luminosidad. 

Luz emitida por diodo

Hay diferentes versiones de lámparas LED dependiendo del tipo de iluminación que se necesita y de la amplitud de la zona a cubrir.
La última tecnología, que se ha introducido poco a poco son las luces LED, que funcionan de manera distinta a cualquiera de las tradicionales. En este caso la fuente de luz son un par de semiconductores entre los que se establece un flujo de corriente. La primera vez que se logró este efecto fue en 1962, y desde entonces ha llovido mucho. De las primeras luces de color rojo de baja intensidad se ha pasado a un amplio rango de colores y a intensidades que ya son válidas para ser empleadas en los faros de los vehículos. Es cierto que las luces LED bajan su eficiencia con la intensidad de la corriente, y que de momento no son válidas para aplicaciones de alta potencia, pero tiempo al tiempo.
Las grandes ventajas de las luces LED vienen dadas por su eficacia y su baja temperatura. Una bombilla tradicional utiliza la mayor parte de la energía que consume en calentarse, aproximadamente el 90 % de la que le llega. Mientras una bombilla de LED gasta en calor unas 875 calorías por hora de funcionamiento, una incandescente llega a las 20.500 calorías por hora. De esta manera la diferencia de consumo comparadas entre ambas, serían de 65 kWh una bombilla de LED frente a los 525 kWh de una incandescente. Para rematar la eficiencia tampoco tiene comparación, las incandescentes 14 lumen/W y las LED unos 57 lumen/W.

Más ventajas, pues que tienen color propio y no necesitan filtros, pueden utilizarse naranjas en los intermitentes, rojas en los pilotos, bancas en los faros, del color elegido en los chivatos. También son muy pequeñas, pueden llegar a tener menos de 2 mm2 de superficie, se encienden inmediatamente, en menos de una milésima de segundo, sin necesidad de calentarse, y duran mucho, entre 35.000 y 50.000 horas, como comparación los fluorescentes duran entre 10 y 15.000 horas, y las incandescentes entre 1.000 y 2.000 horas las normales, y entre 2.000-4.000 las halógenas. La lista podría continuar con que, emiten luz fría, son más resistentes a los golpes, pueden diseñarse para enfocar, etc.


¿Todo es maravilloso? Pues tampoco, para empezar son más caras, y operan en un rango de temperaturas menor que otros sistemas, aunque las últimas son capaces de hacerlo en un intervalo entre -40 y 100 ºC. También hay que tener en cuenta que son muy sensibles al voltaje que reciben , por lo que necesitan reguladores de tensión previos. Debido a su luz, puede darse el caso de que los colores parezcan diferentes, y el área de iluminación es menor, por lo que no valen para iluminación esférica. Otro punto a considerar es que son más atractivas para los insectos, por lo que hay que protegerlas de los impactos en aplicaciones como la automoción.